El jurado resuelve...

20 de mayo de 2007

Bueno... pues este post es algo personal, pero como todo sucede por un libro, pues me decidí finalmente a publicarlo aquí...

El autor es Federico Sodi... hablemos primeramente de él; Sodi fue un abogado famoso, cuando publico este libro de "El jurado resuelve..." en 1960 Sodi contaba la edad de 71 años, y, era famoso por haber sido un gran abogado defensor en tiempos del Jurado Popular, extinguido en 1929. Posteriormente, ya desaparecido el sistema de los jueces del pueblo, Federico Sodi se convirtió en postulante ante los llamados jueces de derecho, y obtuvo, como antes, sonados triunfos en el litigio de casos de resonancia nacional.

Pero vamos a hablar de los que era el Jurado Popular, tal y como lo relata Federico Sodi:

...Esta institución judicial del tribunal del pueblo es de origen inglés, y se funda en la teoría de que el hombre debe ser juzgado por sus pares, por sus iguales. En realidad, la inspiración inglesa de la institución era la de que los nobles deberían ser juzgados por los nobles y los plebeyos por los plebeyos. Cuando la institución del juicio popular fue acogida por los países democráticos, se encomendó simplemente al pueblo la misión de declarar la culpabilidad de un acusado, dejando la solemnidad de la función de imponer las penas a los jueces letrados.

En México, el Tribunal Popular se formaba de la siguiente manera: durante el mes de enero de cada año se publicaba una lista de personas idóneas formada por 2000 nombres separados en grupos de 500, correspondiendo cada grupo a un trimestre del año. La publicación de las listas tenia por objeto que las personas nombradas que tuvieran algún motivo que les impidiera desempeñar el cargo de juez popular manifestaran sus razones, y si estas se ajustaban a la ley sus nombres eran borrados, una vez formadas en definitiva, se elegía mediante un sorteo los nombres de las personas que deberían integrar el jurado en cada caso, a este sorteo se le llamaba insaculación.

Se sacaban 30 nombres para cada juicio al momento de hacer la insaculación, y tanto el reo por medio de su defensor, como el Ministerio Público, tenían derecho a rechazar hasta 6, por cada parte, de los designados al azar, de esta manera se procedía a hacer una segunda insaculación y, también designados por la suerte, se constituiría un jurado que funcionaba con 9 miembros propietarios y 3 suplentes que tenían que estar todos presentes hasta el final del juicio...

...Al mismo tiempo que se selccionaba el jurado, había un periodo para presentar pruebas, una vez concluido esto se iniciaba el juicio ante el tribunal, al que podía asistir cuanta gente quisiera, y en realidad iba mucha, ya que esto era un espectáculo atractivo, porque se ponía al descubierto el fondo del corazón humano, porque se desenvolvía ante los ojos el misterio de la psicología y de las reacciones del ser humano; porque se tomaba parte en esa inquietud motora de la mente: el descubrimiento de la verdad. Los discursos con que se cerraba el juicio, no determinaban nunca la suerte del procesado. Un caso se ganaba o se perdía a través de las pruebas que se ponían a la vista de los jueces del pueblo, a través de los interrogatorios al procesado, a los testigos, a los peritos en su caso.

Ahora que hace lustros ha desaparecido de la organización judicial mexicana el juicio ante el jurado, y que las condenas o absoluciones las pronuncian los jueces con la frialdad de un criterio técnico, el público no se irrita contra el reo absuelto, sino contra el juez que absuelve, sin pensar que el juez de derecho, cuando absuelve, es porque no tiene mas remedio que absolver. Así acontecía en el Jurado: el juez popular absolvía cuando no podía hacer lo contrario de acuerdo con su sentido innato de justicia. No obstante , el publico que había tenido oportunidad de informarse sobre los moviles del delito y había sopesado la fuerza y autenticidad de la prueba, estimaba los casos de duda razonable, y no se indignaba por una absolución...
Si las cosas todavía fueran así... si se juzgara públicamente, si lo más importantes fueran las pruebas y los testigos, si todavía aplicara eso de que en caso de duda se absuelve al acusado, o de que eres inocente hasta que no se pronuncie un veredicto en contra, si nuestros tribunales fueran mas humanos, insisto, si las cosas todavía fueran así... hubiera sido abogado.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias Bro messirve para mí ensayo de derecho

Anónimo dijo...

Saludos a mi novia Lidia